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sábado, 18 de enero de 2020

NOVENA A MARCELO SPINOLA

Esta novena es un camino de oración de nueve días, que proponemos como oportunidad de profundizar cómo Marcelo Spínola supo escuchar y responder a la Palabra de Dios y cómo la vivió.

Esta Novena no es una oración litúrgica , es decir, no es una plegaria de Iglesia como tal, sino

Aunque esta novena no es oración litúrgica y no debe sustituir la oración litúrgica, -de ahí su brevedad-, no falta en ella la Palabra de Dios siguiendo, en su medida, las orientaciones del Concilio (SC).

Está concebida como ayuda a la celebración de la fiesta de nuestro Padre en torno al cual nos reunimos en oración para implorar su intercesión y reflexionar una vez más, en el mensaje espiritual que nos legó como Congregación.


NOVENA AL BEATO MARCELO SPINOLA

Día 1º Elección.

Abogado de los pobres a los 22 años, descubre una más alta vocación. Se siente atraído por Jesucristo La fiel respuesta a esta elección le lleva a la santidad.

En él se cumplió la palabra de Dios:

"Te ha elegido por el amor que te tiene...(Dt.7,8)

"...él se levantó y lo siguió...(Mc.2,14)

Y respondió así a su Palabra:

"Nuestra elección está hecha porque en el sacerdocio nos decidimos a militar en las filas de Cristo" (eMS.381)

Oración final.

Beato Marcelo Spínola, tú que supiste responder con una adhesión siempre creciente a la llamada y a las insinuaciones del Señor, intercede, por todas las esclavas para que, fieles al don recibido, vivamos con fidelidad siempre renovada, la vocación a la que hemos sido llamadas. Que este don sea también otorgado a muchas jóvenes para gloria de Dios y continuación de tu obra en la Iglesia.

-Beato Marcelo Spínola,

- ruega por nosotros...


lunes, 26 de noviembre de 2018

TODOS LOS DÍAS SON REGALO DE DIOS. VIDA DE SAN JUAN BERCHMANS

Su padre Juan, curtidor de pieles, y su madre Isabel, eran buenos cristianos. Tuvieron cinco hijos, de los que tres se consagraron al Señor. Murió pronto la madre, y al final el padre se ordenó sacerdote.

Nuestro santo fue el ángel del hogar, fiel ayudante de su madre. Inició sus estudios en el Seminario de Malinas, luego entró en el Noviciado de los jesuitas de la misma ciudad. Más tarde pasó a Roma. En el Seminario y en el Noviciado se distinguió por su candor, estudio y piedad.

Su devoción a la Virgen era proverbial. Sentía hacia ella un cariño tierno, profundo, confiado y filial. «Si amo a María, decía, tengo segura mi salvación, perseveraré en la vocación, alcanzaré cuanto quisiere, en una palabra, seré todopoderoso». A ella dedicó su Coronita de las doce estrellas.

Pululaban por entonces los errores de Bayo, catedrático de Escritura en Lovaina, quien afirmaba que María había sido concebida en pecado. Los teólogos Belarmino y Francisco de Toledo intervienen para esclarecer la verdad. Es curioso notar que el gran teólogo español Juan de Lugo atribuye el movimiento a favor de la Inmaculada a las oraciones de Berchmans.

El mismo Lugo insiste en que el decreto de 24 de mayo de 1622 se ha conseguido por la influencia sobrenatural de Juan Berchmans. 

En él se confirman las constituciones de Sixto VI, Alejandro VI, San Pío V y Pablo V. Se manda severamente que nadie, ni de palabra ni por escrito, se atreva a afirmar que la Santísima Virgen María fue concebida en pecado, y se solemniza la fiesta de la Inmaculada.

En el último año de su vida Juan se había comprometido, firmando con su propia sangre, a «afirmar y defender dondequiera que se encontrase el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María».

Los santos han practicado en grado heroico todas las virtudes. Pero suelen distinguirse en alguna de ellas. ¿Cuál es la virtud característica de Berchmans? Él deseaba practicarlas todas por igual. Su obsesión, su locura de santo, era la fidelidad en observar perfectamente sus obligaciones, sin excusas ni escapismos. «La virtud más eminente, es hacer sencillamente, lo que tenemos que hacer», decía Pemán en El Divino Impaciente.

Aparentemente no había hecho nada, nada llamativo. Pero vivió «apasionado por la gloria de Dios». «Quiere trabajar sin perder la más pequeña parte de su tiempo». Aprovecha las cruces de la vida diaria: «Mi mayor penitencia, la vida común». «Quiero ser santo sin espera alguna».

Hacía cada cosa en su momento, y sobrenaturalizando la intención. Cuando hay que orar, decía, ora con todo amor. Cuando hay que estudiar, estudia con toda ilusión. Cuando hay que practicar deporte, practícalo con todo entusiasmo. Y siempre con más amor, en cada instante del programa diario, bajo la dulce mirada maternal de la Virgen María. Estudiaba con la mirada puesta en el futuro apostolado, en las almas que se le encomendarían.

Resultado de imagen de SAN JUAN BERCHMANSMi mayor consuelo, decía al morir joven, es no haber quebrantado nunca, en mi vida religiosa, regla alguna ni orden de mis superiores, a sabiendas, y advertidamente, y el no haber cometido nunca un pecado venial. Alto y recio mensaje. Es patrono de los que se preparan para el sacerdocio.

Por una enfermedad pulmonar fallece en Roma el 13 de agosto de 1621 con gran pesar de toda la comunidad del Colegio Romano quienes ya lo consideraban un santo. Sus últimas palabras fueron: Jesús, María.
Beatificado por Pio IX en 1865 y canonizado por el Papa León XIII en 1888 el mismo día que San Alonso Rodriguez , San Pedro Claver y los siete fundadores de los Siervos de María .

martes, 24 de julio de 2018

SAN CHARBEL

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Dios infinitamente santo y glorificado en medio de tus santos, tú que inspiraste al santo monje y ermitaño Charbel para que viviese y muriese en perfecta unión con Jesús Cristo, dándole la fuerza para renunciar al mundo y hacer triunfar desde su ermita, el heroísmo de sus virtudes monásticas la pobreza, obediencia y santidad.
Te imploramos nos concedas la gracia de amarte y servirte siguiendo de tu ejemplo. Dios todo poderoso tú que haz manifestado el poder de la intercesión de San Charbel a través de sus numerosos milagros y favores, concédenos la gracia) hacer petición…) que te imploramos por tu intercesión. Amén. 

(Padrenuestro, Ave María).

viernes, 27 de abril de 2018

SAN RAFAEL ARNAIZ


Nació en Burgos (España) el 9 de abril de 1911, de una familia de alta sociedad y profundamente religiosa. En esa misma ciudad fue bautizado y confirmado. Comenzó sus estudios en el colegio de los padres jesuitas y recibió por primera vez la Eucaristía en 1919.
En esos años tuvo la primera visita de la que habría de ser su asidua compañera: una enfermedad de fiebres colibacilares que le obligó a interrumpir sus estudios. Cuando se recuperó, su padre, en agradecimiento a lo que consideró una intervención especial de la santísima Virgen, a finales del verano de 1921 lo llevó a Zaragoza, donde lo consagró a la Virgen del Pilar.
Su familia se trasladó a Oviedo, y allí continuó sus estudios de bachillerato, en el colegio de los padres jesuitas y al terminar se matriculó en la Escuela superior de arquitectura de Madrid, donde supo unir el estudio con una ardiente y asidua vida de piedad; había introducido en su horario de estudio una larga visita diaria a "el Amo" en el oratorio de Caballero de Gracia, y participaba puntualmente en su turno de adoración nocturna.
De inteligencia brillante y ecléctica, Rafael tenía destacadas dotes para la amistad y buen trato. Poseía un carácter alegre y jovial; era deportista, rico en talento para el dibujo y la pintura; le gustaba la música y el teatro. A la vez que crecía en edad y desarrollaba su personalidad, crecía también en su experiencia espiritual de vida cristiana.
En su corazón bien dispuesto a escuchar Dios quiso suscitar la invitación a una consagración especial en la vida contemplativa. Había conocido la trapa de San Isidro de Dueñas y se sintió fuertemente atraído porque la percibió como el lugar que correspondía a sus íntimos deseos. Así, en diciembre de 1933 interrumpió sus cursos en la universidad, y el 16 de enero 1934 entró en el monasterio de San Isidro.
Después de los primeros meses de noviciado y la primera Cuaresma vividos con entusiasmo en medio de las austeridades de la trapa, de improviso Dios quiso probarlo misteriosamente con una penosa enfermedad: una aguda diabetes sacarina, que lo obligó a abandonar apresuradamente el monasterio y a regresar a casa de sus padres para ser cuidado adecuadamente.
Regresó a la trapa apenas restablecido, pero la enfermedad le obligó a abandonar varias veces el monasterio, donde volvió otras tantas veces para responder generosa y fielmente a la llamada de Dios.
Se santificó en la gozosa y heroica fidelidad a su vocación, en la aceptación amorosa de los planes de Dios y del misterio de la cruz, en la búsqueda apasionada del rostro de Dios; le fascinaba la contemplación de lo Absoluto; tenía una tierna filial devoción a la Virgen María —la "Señora" como le gustaba llamarla—. Falleció en la madrugada del 26 de abril de 1938, recién cumplidos los 27 años. Fue sepultado en el cementerio del monasterio, y después en la iglesia abacial.
Muy pronto su fama de santidad se extendió fuera de los muros del convento. Sus numerosos escritos ascéticos y místicos continúan difundiéndose con gran aceptación y para el bien de cuantos entran en contacto con él. Ha sido definido como uno de los más grandes místicos del siglo XX.
El 19 de agosto de 1989 el Papa Juan Pablo II, con ocasión de la Jornada mundial de la juventud en Santiago de Compostela, lo propuso como modelo para los jóvenes del mundo de hoy y el 27 de septiembre de 1992 lo proclamó beato.
Con su canonización el Papa Benedicto XVI lo presenta como amigo, ejemplo e intercesor a todos los fieles, sobre todo a los jóvenes.

Oración a San Rafael Arnáiz

Señor Omnipotente, que glorificas a los humildes y abates a los soberbios, te suplicamos por la gloria de tu Santo Nombre ensalces la memoria de tu Siervo Rafael, concediéndonos la gracia que te pedimos por intercesión del mismo, que vivió y murió para glorificarte a Ti, Señor, que con el Hijo y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


martes, 27 de febrero de 2018

HACER LO QUE SE TIENE QUE HACER

Su padre Juan, curtidor de pieles, y su madre Isabel, eran buenos cristianos. Tuvieron cinco hijos, de los que tres se consagraron al Señor. Murió pronto la madre, y al final el padre se ordenó sacerdote.
 
Nuestro santo fue el ángel del hogar, fiel ayudante de su madre. Inició sus estudios en el Seminario de Malinas, luego entró en el Noviciado de los jesuitas de la misma ciudad. Más tarde pasó a Roma. En el Seminario y en el Noviciado se distinguió por su candor, estudio y piedad.

Su devoción a la Virgen era proverbial. Sentía hacia ella un cariño tierno, profundo, confiado y filial. «Si amo a María, decía, tengo segura mi salvación, perseveraré en la vocación, alcanzaré cuanto quisiere, en una palabra, seré todopoderoso». A ella dedicó su Coronita de las doce estrellas.

Pululaban por entonces los errores de Bayo, catedrático de Escritura en Lovaina, quien afirmaba que María había sido concebida en pecado. Los teólogos Belarmino y Francisco de Toledo intervienen para esclarecer la verdad. Es curioso notar que el gran teólogo español Juan de Lugo atribuye el movimiento a favor de la Inmaculada a las oraciones de Berchmans.

El mismo Lugo insiste en que el decreto de 24 de mayo de 1622 se ha conseguido por la influencia sobrenatural de Juan Berchmans. En él se confirman las constituciones de Sixto VI, Alejandro VI, San Pío V y Pablo V. Se manda severamente que nadie, ni de palabra ni por escrito, se atreva a afirmar que la Santísima Virgen María fue concebida en pecado, y se solemniza la fiesta de la Inmaculada.
En el último año de su vida Juan se había comprometido, firmando con su propia sangre, a «afirmar y defender dondequiera que se encontrase el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María».

Los santos han practicado en grado heroico todas las virtudes. Pero suelen distinguirse en alguna de ellas. ¿Cuál es la virtud característica de Berchmans? Él deseaba practicarlas todas por igual. Su obsesión, su locura de santo, era la fidelidad en observar perfectamente sus obligaciones, sin excusas ni escapismos. «La virtud más eminente, es hacer sencillamente, lo que tenemos que hacer», decía Pemán en El Divino Impaciente.

Aparentemente no había hecho nada, nada llamativo. Pero vivió «apasionado por la gloria de Dios». «Quiere trabajar sin perder la más pequeña parte de su tiempo». Aprovecha las cruces de la vida diaria: «Mi mayor penitencia, la vida común». «Quiero ser santo sin espera alguna».

Hacía cada cosa en su momento, y sobrenaturalizando la intención. Cuando hay que orar, decía, ora con todo amor. Cuando hay que estudiar, estudia con toda ilusión. Cuando hay que practicar deporte, practícalo con todo entusiasmo. Y siempre con más amor, en cada instante del programa diario, bajo la dulce mirada maternal de la Virgen María. Estudiaba con la mirada puesta en el futuro apostolado, en las almas que se le encomendarían.

Mi mayor consuelo, decía al morir joven, es no haber quebrantado nunca, en mi vida religiosa, regla alguna ni orden de mis superiores, a sabiendas, y advertidamente, y el no haber cometido nunca un pecado venial. Alto y recio mensaje. Es patrono de los que se preparan para el sacerdocio.

Por una enfermedad pulmonar fallece en Roma el 13 de agosto de 1621 con gran pesar de toda la comunidad del Colegio Romano quienes ya lo consideraban un santo. Sus últimas palabras fueron: Jesús, María.

Beatificado por Pio IX en 1865 y canonizado por el Papa León XIII en 1888 el mismo día que San Alonso Rodriguez , San Pedro Claver y los siete fundadores de los Siervos de María .

Bienaventurado Juan, que en la hora de la muerte quisisteis estrechar en vuestras manos el Crucifijo, el Rosario y las Reglas, diciendo: "estas tres cosas me son muy amadas; con ellas moriré gustoso", alcanzadme, os lo suplico por la Sangre de Jesucristo, tal respeto a la ley santa de Dios y obligaciones de mi estado, tal devoción a María Santísima, y tal amor a Cristo Crucificado, que al morir pueda repetir como vos: "Estas tres cosas son las que siempre he amado más en mi vida, y con ellas en el corazón moriré contento." Amén.



MÁXIMAS PARA RECORDAR

Nada procurare evitar con tanto empeño, como el ocio, la tristeza y las amistades particulares.



No estoy seguro de mi salvación, si no profeso un verdadero y filial amor a la virgen.



No me avergonzaré de ser tenido por persona espiritual y devota.



Lo que pueda hacer ahora no lo dejaré para después.



Si ahora mientras soy joven no me hago santo, nunca jamás llegaré a serlo.



Haré muchísimo caso de las cosas más pequeñas.



Obraré siempre de un modo contrario a las máximas del mundo.



El que más trabaja es el que menos siente el peso del trabajo.



Hacer mucho y hablar poco.



Atiende a ti únicamente. ¿Qué te importa de los demás?



Cuida tú de servir a Dios, y Dios cuidará de ti.



Ten con los demás la ternura de una madre, pero sé contigo juez riguroso.



Haz con toda diligencia el examen particular.



Me aplicaré  al estudio con toda diligencia y constancia.



Eligiré un día cada mes en que pueda más libremente recogerme, teniendo tres o cuatro meditaciones.



Evitaré con sumo cuidado juzgar a los otros y entrometerme en negocios ajenos: Si viese alguna falta inexcusable, he de compadecerme del que falto, mirando a mis muchos defectos, y en el acto rezaré por su enmienda una Ave María u otra oración.



Seré respetuosísimo con los mayores.



Seré muy fácil y generoso en dar a cada uno el trato y título que le correspondan: y guardaré la caridad como la niña de mis ojos.



Seré muy amante de las cosas espirituales, y principalmente de la meditación, examen y lectura espiritual.



¿De qué te aprovecha, alma mía decir o hacer aquello, de que después a solas te hayas de arrepentir?



Con todo empeño procuraré y conservaré la paz y alegría interior.



Me acostumbraré a excusar a los demás con entrañas de candor.



¿Por qué quieres ver lo que no te es lícito poseer? La modestia de los ojos es madre de la devoción y preserva de muchas tentaciones.



Pide consejo en todo, aun en las cosas de menor importancia.



Me desagrada:

    1ª la tardanza y pesadez en los movimientos del cuerpo

     2º la demasiada libertad en el hablar aunque sea de cosas espirituales

     3º contradecir con frecuencia

     4º mostrarse excesivamente delicado

     5º hablar con ironía

     6º andar por la calle volviendo la cabeza o mirando con demasiada libertad

     7º gritar y reír a carcajada suelta o sin moderación.



Evita en las cosas hacederas el disputar y contradecir a los demás.



La alegría exterior unida a la exacta observancia de mis deberes, es cosa muy agradable.



No trates con confianza al que pretenda hacerte vivir con más libertad.



Mira tus propios defectos y no los ajenos, y júzgate inferior a todos.

viernes, 28 de abril de 2017

MÁXIMA DE RAFAEL ARNAIZ


¡Qué grande es Dios! ¡Qué bien ordena los acontecimientos siempre para su gloria!

¡Sólo Dios llena el alma..., y la llena toda!

La verdadera felicidad se encuentra en Dios y solamente en Dios.

El que no tiene a Dios necesita consuelo; pero el que ama a Dios, ¿qué más consuelo?

¡Cómo se inunda mi alma de caridad verdadera hacia el hombre, hacia el hermano débil, enfermo...! Si el mundo supiera lo que es amar un poco a Dios, también amaría al prójimo.

Al amar a Jesús, forzosamente se ama lo que El ama.

La única verdad es... Cristo.

He hecho el voto de amar siempre a Jesús. Virgen Maria, ayúdame a cumplir mi voto.

Para Jesús todo, y todo, para siempre, para siempre.

No le bastó a Dios entregarnos a su Hijo en una Cruz, sino además nos dejó a Maria.

Honrando a la Virgen, amaremos más a Jesús; poniéndonos bajo su manto, comprenderemos mejor la misericordia divina.

¡Qué grande es Dios, qué dulce es María!
San Rafael Arnaiz

martes, 7 de marzo de 2017

ANÉCDOTAS DEL PADRE PÍO

¡Cuida por dónde caminas!
Un hombre fue a San Giovanni Rotondo para conocer al Padre Pío pero era tal la cantidad de gente que había que tuvo que volverse sin ni siquiera poder verlo. Mientras se alejaba del convento sintió el maravilloso perfume que emanaba de los estigmas del padre y se sintió reconfortado.
Unos meses después, mientras caminaba por una zona montañosa, sintió nuevamente el mismo perfume. Se paró y quedó extasiado por unos momentos inhalando el exquisito olor. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que estaba al borde de un precipicio y que si no hubiera sido por el perfume del padre hubiera seguido caminando…
Decidió ir inmediatamente a San Giovanni Rotondo a agradecer al Padre Pío. Cuando llegó al convento, el Padre Pío, el cual jamás lo había visto, le gritó sonriendo:- “¡Hijo mío! ¡Cuida por dónde caminas!”.
 Reliquias del Padre Pío recorrerán Colombia

sábado, 18 de febrero de 2017

SAN MAGNUS

El asesinato de Magnus Erlendsson, señor de las Islas Orcadas, aproximadamente en 1115, a manos de su primo hermano Hákon, quien rompió los juramentos de tregua y parlamento en pleno día de Pascua, impactó a los pueblos nórdicos recién cristianizados.

Magnus acudió al encuentro con 2 barcos, según estaba acordado. En cambio, su primo Hákon (sus padres eran hermanos gemelos) acudió traicioneramente con 8 barcos llenos de guerreros.

Magnus, pacífico, no quiso que sus hombres lucharan. Ofreció, sin éxito,  varias opciones para evitar el derramamiento de sangre. Pero los nobles de las islas querían sangre. Alguien tenía que morir para instaurar la paz.

La descripción que hace la Saga de las Orcadas (aquí en inglés), escrita en islandés medio siglo después de los hechos, es emocionante y parece seguir los pasos de la Pasión de Cristo: la traición, el rechazo a las armas, la negociación trágica, los conspiradores que no se saciarán sin muerte, la entrega a Dios, el perdón a los enemigos… todo protagonizado por un antiguo vikingo. Incluso en la edad Magnus se parecía a Cristo: tenía unos 35 años.



Recordado como mártir
Apenas dos décadas después de los hechos, Magnus era conmemorado como un santo mártir y los milagros y curaciones se sucedían en su tumba. Como con San Wenceslao en Bohemia dos siglos atrás, o San Boris y San Gleb en Rusia, un siglo antes, en Magnus se junta la conspiración política y la historia del hermano violento que mata al hermano pacífico, rompiendo los juramentos más sagrados. Hoy hay más de 20 iglesias con su nombre en Europa del Norte: en Londres, en Suecia, en las Faroes...

Las Islas Orcadas –católicos, protestantes y autoridades civiles- celebran ahora que se cumplen 900 años desde los hechos (la fecha exacta no se sabe; los expertos dicen que fue entre 1112 y 1117). En las islas sólo hay una parroquia católica (la de Saint Joseph, en Kirkwall, www.catholicchurchorkney.org.uk) pero llegarán peregrinos de toda Escocia, incluyendo los 8 obispos católicos escoceses y el único de Noruega, pues los protagonistas de la saga eran de sangre noruega.


  La catedral de Kirkwall, en las Orcadas, donde descansan los restos de San Magnus

Habrá actividades del 28 al 30 de julio (aquí el programa), incluyendo misa en el lugar del martirio (las ruinas de la iglesia de San Magnus en la isla de Egilsay) y en la hermosa catedral medieval de San Magnus en Kirkwall, que nunca ha pertenecido a la iglesia, siempre fue propiedad de las autoridades civiles y presume de ser la única catedral británica con mazmorra propia. También se celebrarán servicios ecuménicos con cristianos de otras denominaciones.



Encuentran los huesos del mártir
En 1919 se encontró en la catedral una caja de madera con los huesos del santo mártir. En la saga el santo perdona a su verdugo y le pide que le mate con un golpe poderoso en el cráneo. Los huesos muestran que en realidad recibió dos golpes en la cabeza.

El artista forense Hew Morrison ha hecho pública recientemente (con gran eco en la BBC) su reconstrucción del rostro de San Magnus, realizada a partir de unas fotos de buena calidad de los huesos que se tomaron en 1925. En realidad, el cráneo aporta datos serios sobre el aspecto de la cabeza, pero el pelo rubio y los ojos azules son sólo una suposición razonable.

Un cristianismo con poco convencimiento
En el año 994 el Rey de Noruega, Olaf Tryggvasson, llegó a Inglaterra dejando claro que él, que había sido un pirata pagano, ahora era cristiano. Un año después, desembarcó en las Islas Orcadas y, según la Saga Orkneysinga (la misma que habla de Magnus) convocó al señor vikingo de las islas, antepasado de Magnus y le dijo: “Te ordeno que tú y todos tus vasallos os bauticéis. Si rehusáis, os haré matar en el acto y juro que devastaré cada isla con fuego y acero”. Por supuesto, el señor aceptó. Este kerigma no muy centrado en el amor de Dios implantó oficialmente el cristianismo en las islas.

En la época de Magnus se entraba ya en la cuarta generación de cristianos en el lugar, pero habían sido cuatro generaciones de cultura pirata vikinga. En 1098 el Rey Magnus III de Noruega conquistó las Orcadas, depuso a los hermanos gemelos Erlend y Paul, y colocó a su propio hijo Sigurd al mando. Pero en realidad, este Sigurd era un chico muy joven y quien gobernaba de verdad era Hákon Paulsson, que era hijo de Paul y primo (y futuro asesino) de Magnus el Santo.


  En esta iglesia de Egilsay, dedicada a San Magnus, fue donde probablemente escuchó misa y, junto a ella, fue asesinado poco después, según la tradición

La juventud de Magnus
El joven Magnus se dedicó unos años a ir de aventuras (es decir, a ser pirata saqueador vikingo) con el rey noruego, pero parece que en cierto momento, coincidiendo con un ataque a la isla de Anglesey, ya se negó a participar en el combate contra cristianos. Una crónica en latín dice que se quedó en el barco cantando salmos. Después pasó un tiempo en la corte del rey de Escocia y al parecer allí creció en fe y devoción.

Cuando finalmente el rey de Noruega estableció que Magnus y su primo Hákon debían compartir el gobierno de las islas (algo bastante frecuente y causa de mil conflictos) Magnus se mostró como un buen gobernante cristiano. Parte del problema que tuvo con los señores isleños surgió porque ahora se negaba a permitir las prácticas de saqueo y piratería contra poblaciones cristianas, especialmente inglesas.  

Una saga  que cita al testigo de los hechos
La Orkneyinga Saga cuenta su historia. Tenemos un manuscrito de esta saga del año 1200-1250 d.C, pero el libro se escribió en una primera versión terminada en 1171 y una segunda versión en 1206. Magnus fue asesinado entre 1112 y 1117, así que el texto que tenemos es de apenas 50 años después de los hechos. La Saga detalla cuál es su fuente presencial del diálogo final y la muerte del santo: "Su conversación fue relatada por Höldbodi, un bondi en el Sudreyar [es decir, un hombre libre nórdico con oficio, de las Islas Hébridas] que fue uno de los dos hombres del conde Magnus que estaban con él cuando lo apresaron".

El historiador Haki Antonsson, que ha escrito un libro moderno sobre el santo y su culto, explica que "aunque las referencias de este tipo [de testigos presenciales] no son infrecuentes en la literatura hagiográfica, sería probablemente hipercrítico desdeñar este testimonio en la saga".


Reconstrucción forense a partir del cráneo del mártir

domingo, 18 de septiembre de 2016

JOSÉ DE CUPERTINO, UN SANTO ACTUAL

san jose de cupertino

José nació en 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Cupertino. Sus padres eran sumamente pobres. El niño vino al mundo en un pobre cobertizo pegado a la casa, porque el padre, un humilde carpintero, no había podido pagar las cuotas que debía de su casa y se la habían embargado.


Triste niñez. Murió el padre, y entonces la madre, ante la situación de extrema pobreza en que se hallaba, trataba muy ásperamente al pobre niño y este creció debilucho y distraído. Se olvidaba hasta de comer. A veces pasaba por las calles con la boca abierta mirando tristemente a la gente, y los vecinos le pusieron por sobrenombre el "Boquiabierta". Las gentes lo despreciaban y lo creían un poca cosa. Pero lo que no sabían era que en sus deberes de piedad era extraordinariamente fervoroso y que su oración era sumamente agradable a Dios, el cual le iba a responder luego de maneras maravillosas.


Un distraído desechable. A los 17 años pidió ser admitido de franciscano pero no fue admitido. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído. Dejaba caer los platos cuando los llevaba para el comedor. Se le olvidaban los oficios que le habían puesto. Parecía que estaba siempre pensando en otras cosas. Por inútil lo mandaron para afuera.


Al verse desechado, José buscó refugio en casa de un familiar suyo que era rico, pero él declaró que este joven "no era bueno para nada", y lo echó a la calle. Se vio entonces obligado a volver a la miseria y al desprecio de su casa. La madre no sintió ni el menor placer al ver regresar a semejante "inútil", y para deshacerse de él le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano, para que le recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los padres franciscanos.


Cambio inesperado. Sucedió entonces que en José se obró un cambio que nadie había imaginado. Lo recibieron los padres como obrero y lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.


Coincidencias agradables. Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero le sucedía que cuando iba a presentar exámenes se trababa y no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y el pobre Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: "Bendito el fruto de tu vientre Jesús". Estaba asustadísimo, pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: "Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, será la que tiene que explicar". Y salió precisamente la única frase que el Cupertino se sabía perfectamente: "Bendito sea el fruto de tu vientre".


Otra chiripa. Llegó al fin el examen definitivo en el cual se decidía quiénes sí serían ordenados. Y los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: "¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?" y por ahí estaba haciendo turno para que lo examinaran, el José de Cupertino, temblando de miedo por si lo iban a descalificar. Y se libró de semejante catástrofe por casualidad.


Después de conocer la vida de San José, podemos notar que las "coincidencias o chiripas" se trataban más bien de Providencias de Nuestro Señor.
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Fuertes penitencias. Ordenado sacerdote en 1628, se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Sabía que no tenía cualidades especiales para predicar ni para enseñar, pero entonces suplía estas deficiencias ofreciendo grandes penitencias y muchas oraciones por los pecadores. Jamás comía carne ni bebía ninguna clase de licor Ayunaba a pan y agua muchos días. Se dedicaba con gran esfuerzo y consagración a los trabajos manuales del convento (que era para lo único que se sentía capacitado).


Un caso único y raro. Desde el día de su ordenación sacerdotal su vida fue una serie no interrumpida de éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales en un grado tal que no se conocen en semejante cantidad en ningún otro santo. Bastaba que le hablaran de Dios o del cielo, para qué se volviera insensible a lo que sucediera a su alrededor. Ahora se explicaban por que de niño andaba tan distraído y con la boca abierta. Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, lo echó al hombro, y al pensar en Jesús Buen Pastor, se fue elevando por los aires con cordero y todo.


Los animales sentían por él un especial cariño. Pasando por un campo, se ponía a rezar y las ovejas se iban reuniendo a su alrededor y escuchaban muy atentas sus oraciones. Las golondrinas en grandes bandadas volaban alrededor de su cabeza y lo acompañaban por cuadras y cuadras.


Los 70 éxtasis. Ya sabemos que la Iglesia Católica llama éxtasis a un estado de elevación del alma hacia lo sobrenatural, durante lo cual la persona se libra momentáneamente del influjo de los sentidos (no oye, no siente) para dedicarse a contemplar lo que pertenece a la divinidad. La palabra éxtasis significa en griego: ser transportado hacia lo sobrenatural.


San José de Cupertino quedaba en éxtasis con mucha frecuencia durante la santa Misa, o cuando estaba rezando los Salmos de la S. Biblia. Durante los 17 años que estuvo en el convento de Grotella, sus compañeros de comunidad presenciaron 70 éxtasis de este santo. El más famoso sucedió cuando diez obreros deseaban llevar una pesada cruz a una alta montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con cruz y todo y la llevó hasta la cima del monte.


Prohibición de aparecer en público. Como estos sucesos tan raros podían producir verdaderos movimientos de exagerado fervor entre el pueblo, los superiores le prohibieron celebrar misa en público, ir a rezar en comunidad con los demás religiosos, asistir al comedor cuando estaban los otros allí, y concurrir a las procesiones u otras reuniones públicas de devoción.


Cuando estaba en éxtasis lo pinchaban con agujas, le daban golpes con palos, y hasta le acercaban a sus dedos velas encendidas y no sentía nada. Lo único que lo hacía volver en sí, era oír la voz de su superior que lo llamaba a que fuera a cumplir con sus deberes. Cuando regresaba de sus éxtasis pedía perdón a sus compañeros diciéndoles: "Excúsenme por estos 'ataques de mareo' que me dan".

Las levitaciones. En la Iglesia han sucedido levitaciones a más de 200 santos. Consisten en elevarse el cuerpo humano desde el suelo, sin ninguna fuerza física que lo esté llevando. Se ha considerado como un regalo que Dios hace a ciertas almas muy espirituales. San José de Cupertino tuvo numerosísimas levitaciones.


Un día llegó el embajador de España con la esposa y mandaron llamar a Fray José para hacerle una consulta espiritual. Este llegó corriendo. Pero cuando ya iba a empezar a hablar con ellos, vio un cuadro de la Virgen que estaba en lo más alto del edificio, y dando su típico pequeño grito, se fue elevando por el aire hasta quedar frente al rostro de la sagrada imagen. El embajador y su esposa contemplaban emocionados semejante suceso que jamás habían visto. El santo rezó unos momentos. Luego descendió suavemente al suelo, y como avergonzado, subió corriendo a su habitación, y ya no bajó más en ese día.


Besando al Niño Jesús. En Osimo, donde el santo pasó sus últimos seis años, un día los demás religiosos lo vieron elevarse hasta una estatua de la Virgen María que estaba a tres metros y medio de altura, y darle un beso al Niño Jesús, y allí junto a la Madre y al Niño se quedó un buen rato rezando con intensa emoción, suspendido por los aires.


Su última misa. El día de la Asunción de la Virgen en el año 1663, un mes antes de su muerte, celebró su última misa. Y estando celebrando quedó suspendido por los aires como si estuviera con el mismo Dios en el cielo. Muchos testigos presenciaron este suceso.


Tratamientos duros. Muchos enemigos empezaron a decir que todo esto eran meros inventos y lo acusaban de engañador. Fue enviado al Superior General de los Franciscanos en Roma y este al darse cuenta que era tan piadoso y tan humilde, reconoció que no estaba fingiendo nada. Lo llevaron luego donde el Sumo Pontífice Urbano VIII el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Y estando hablando con el Papa, quedó José en éxtasis y se fue elevando por el aire. El Duque de Hanover, que era protestante, al ver a José en éxtasis, se convirtió al catolicismo.


El Papa Benedicto XIV que era rigurosísimo en no aceptar como milagro nada que no fuera en verdad milagro, estudió cuidadosamente la vida de José de Cupertino y declaró: "todos estos hechos no se pueden explicar sin una intervención muy especial de Dios".


Getsemaní antes de la glorificación. Los últimos años de su vida, José fue enviado por sus superiores a conventos muy alejados donde nadie pudiera hablar con él. La gente descubría dónde estaba y allá corrían las multitudes. Entonces lo enviaban a otro convento más apartado aún. El sufrió meses de aridez y sequedad espiritual (como Jesús en Getsemaní) pero después a base de mucha oración y de continua meditación, retornaba otra vez a la paz de su alma. A los que le consultaban problemas espirituales les daba siempre un remedio "Rezad, no cansarse nunca de rezad. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide recibe".


Murió el 18 de septiembre de 1663 a la edad de 60 años.
Tomado del Libro "Vidas de Santos" del P. Eliécer Sálesman

lunes, 29 de agosto de 2016

SAN FILEAS

Phileas Fogg es el personaje principal de la exitosa novela La vuelta al mundo en ochenta días, escrita por Julio Verne. 
Fogg es un personaje muy serio, solitario, escrupuloso y algo excéntrico (tanto para los lectores como para el resto de los personajes), es extremadamente puntual (lo que entra en conflicto con la cantidad de retrasos que tiene que sortear en el viaje alrededor del mundo), en un principio inexpresivo, rico y soltero sin que se den detalles del origen de su fortuna ni de su vida familiar en la novela (pero se casa al final de la historia), sin embargo es muy buena persona, y va a poner en riesgo su vida, su fortuna y el resultado de su viaje para salvar primero en la India a Aouda (una joven viuda india de quien se termina enamorando) y luego en Estados Unidos a Passepartout, su criado de origen francés.
 
                                                                 Fileas Fog lo celebraría este día


El santo:
Fileas pertenecía a una de las familias más nobles y más antiguas del bajo Egipto. Era originario de Thmuis, ocupó altos cargos, desempeñó funciones públicas y poseía amplios conocimientos filosóficos. Probablemente se convirtió al cristianismo a la edad madura, siendo luego elegido obispo de su ciudad natal. Paralelamente, Filoromo ocupaba un alto puesto administrativo en Alejandría, y también él se convirtió al cristianismo tardíamente. Ambos fueron hechos prisioneros al mismo tiempo y sin duda estuvieron en la mazmorra los últimos meses del año 306.

En este lapso, Fileas dirigió una carta a los fieles de su diócesis exhortándolos a seguir firme en la fe a Cristo aún después de su inminente muerte. Posteriormente, los dos mártires fueron interrogados por Culciano, prefecto de Egipto y al mantenerse firmes a su adhesión a Jesús, fueron condenados a ser decapitados. Murieron el 18 de mayo del año 307.

martes, 7 de junio de 2016

MATEO TALBOT

http://www.bing.com/th?id=Ade2b5c472b40e94510359c8bd52d74de&w=75&h=75&c=12&rs=1&qlt=80&cdv=1&pid=16.2Mateo (Matt) Talbot nació en la pobreza y comenzó a trabajar de obrero en Dublín, Irlanda siendo todavía un niño. A los 12 años cayó en el vicio del alcohol. Su madre le pedía que dejara la bebida y el quería dejarla. Cuando despertaba de su borrachera sentía una profunda vergüenza ante Dios. Pero cada vez que llegaba el día del cobro, al verse con dinero, no tenía la fuerza de voluntad y sucumbía ante la tentación. Su alcoholismo llegó a ser crónico. Vendió todo lo que tenía para suplir a su vicio.

A pesar de todo mantenía su fe y recurrió a Jesucristo. Fue así que, repentinamente, después de 16 años de vició, se liberó completamente pero las tentaciones no le dejaron. Un sacerdote le ayudó, dándole un programa de rehabilitación que
incorporaba los 12 pasos. Los mismos que 50 años mas tarde se harían famosos gracias a la organización llamada "Alcoholicos Anónimos".
Matt tuvo la humildad de reconocer que sus fuerzas no eran suficientes. No recurrió a una energía etérea sino a Jesucristo, el único que puede transformar al hombre dándole nueva vida. Dios le dio la gracia pero Matt correspondió abrazando la cruz de las tentaciones con todo su corazón para mantenerse fiel. Sufrió una intensa guerra interior. En muchas ocasiones sus compañeros se burlaban de el y tuvo que resistir cuando le ofrecían la botella. Pero con la gracia de Dios y su total entrega, logró la sobriedad. Pero no se olvidó de los que sufren adicción. "Nunca desprecies a un hombre que no puede dejar de beber", le dijo a su hermana en una ocasión, "es mas fácil salirse del infierno".
La meta de Matt no era solo renunciar al alcohol. Verdaderamente entregó su vida a Cristo de todo corazón. Se dedicó a la oración y a la penitencia, queriendo expiar sus pecados.
Sus armas eran:
1- Eucaristía diaria,
2- Devoción a la Virgen María,
3- Oración intensa
4- Una rigurosa disciplina ascética,
5- Lectura espiritual,
6- Trabajo.
Mantenía un riguroso asceticismo. Su jornada comenzaba a las dos de la madrugada. De rodillas rezaba hasta que las campanas le llamaban a misa; después iba al trabajo y llegaba entre los primeros. Prescindía del almuerzo para ir en vez a una choza a orar en soledad. Llevaba una cadena bajo la ropa de trabajo y dejó de fumar. Después de trabajar 10 horas se conformaba con pocas horas de sueño. Durante muchas noches cuidaba algún amigo enfermo o leía libros religiosos.
Inspirado por su fe, tenía una profunda preocupación por la justicia social. Abogaba por sus compañeros obreros y compartía su salario con los pobres. Hasta contribuyó con un orfanato de New York.
Durante cuarenta años Matt sólo fue uno más entre los obreros, haciendo su trabajo con  responsabilidad y perseverancia. "Es consistencia lo que Dios busca", decía Matt.
El 7de junio de 1925, mientras iba a la Santa Misa, Matt Talbot, a los 70 años de edad, cayó desmayado en plena calle y murió allí mismo, antes de que una mano solícita lo pudiese ayudar.  Obtuvo la victoria. Vivió por 40 años en completa sobriedad en unión con Cristo hasta su muerte. Matt comprendió la palabra del Señor: "... el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan (Mt. 11,12)".
Su vida ha sido una inspiración para innumerables adictos y sobrios en todo el mundo. Juan Pablo II, cuando era joven, escribió un artículo sobre Matt Talbot.
Después de su muerte se manifestó la santidad oculta de este heróico hombre de Dios. Cientos de adictos han dado testimonio de su recuperación por su intercesión. 
Matt Talbot fue reconocido como "Venerable" en 1973 y esta en proceso de canonización. Si usted obtiene un favor por su intercesión, favor avise escribiendo a:

Fr. Morgan Costelloe, Vice-Postulador de la Causa, 21 Cullenswood Gardens, Ranelagh Dublin 6.
Tel: (01) 497 5201 (Irlanda)

O escriba a info@matt-talbot.com (inglés)


Retiros espirituales
Movimiento Matt Talbot en Estados Unidos
Asiste a alcohólicos en su rehabilitación.
Contacto (en inglés): Mr. Mel Wordley, 188 Elmwood Avenue, Glen Rock, NJ 67452, USA.  Tel: 201 652 8822
 
ORACION
"Padre Santo te pido que la victoria de Matt Talbot sobre la adicción traiga esperanza a ________________ y f

Oración oficial
Señor, en tu siervo, Matt Talbot nos has dado un maravilloso ejemplo de triunfo sobre la adicción, de devoción al deber y de una vida entera de reverencia al Santísimo Sacramento. Que su vida de oración y penitencia nos de valor para tomar nuestras cruces y seguir los pasos de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Padre, si es tu voluntad que tu amado siervo sea glorificado por tu Iglesia, da a conocer por tus favores celestiales el poder que el goza en tu presencia. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Padre Jordi Rivero

miércoles, 1 de junio de 2016

NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ

Oración a Nuestra Señora de la Luz

Madre y señora, tú eres luz que disipas la sombra del engaño;
tú eres la dulzura que deleita al corazón
y eres la poderosa madre en quien espero y confío.

Aleja de mi todo peligro; guárdame, señora,
y en estos ocho días recíbeme por tuyo;
yo volveré, señora, a tus santísimos pies;
yo daré a mi corazón la dicha de saludarte,
y yo renovaré el amor que desde hoy te ofrezco.

Ángeles de la patria celestial, alabad por mi
a la madre santísima de la luz;
dios y señor de la majestad y grandeza,
pues sólo vos sabéis lo que es María,
ensalzadla y engrandecedla y tú,
madre y señora, admite mi corazón;
las necesidades que tiene tú lo sabes; remédialas;
derrama el bálsamo suavísimo de tu amor;
haz que en todas mis acciones te llame madre de la luz;
alúmbrame, compadécete de mi, y no permitas
que sea presa del demonio; y haz que,
pues te portas como mi madre, yo me porte
como tu hijo. Amén.
  

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